Contra viento y marea

Contra todo pronóstico, el ciclón no impidió que el sábado nos calzáramos los esquís y disfrutáramos de algunas bajadas memorables. La verdad es que hacía un frío de bigote, un viento que a veces te frenaba en la bajada y hasta te empujaba cuesta arriba, y que a media mañana ya sólo permanecían abiertas las pistas que van de la cota 1.5oo a 1.800. Es decir, que las condiciones no eran buenas. Pero allí aguantamos un puñado de aguerridos chiflados hasta que nos echaron, a eso de las cuatro, cuando cerraron por viento hasta la última silla, esquiando entre árboles, bañeras y saltos… disfrutando como niños. Y después la ducha, la cena y campeonato mundial de futbolín! ¿Se puede pedir más?
Pues sí, se puede. El domingo amaneció despejado. Luego se cubrió un poco, pero el viento fue amainando y se pudo esquiar por toda la estación en condiciones muy potables: temperatura bajo cero, nieve polvo salpicada con placas de hielo y muchas ganas de esquiar.
A las tres y media al autobús, unas cuantas películas y a las diez en casa. Cansados y sudados, pero enteros y con una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Otro fantástico fin de semana al estilo Elur, contra viento y marea!